¡Estrenamos sección! Cultura y filosofía (Hoy, «Her», Platón, Schopenhauer y más)

En Velo de Maya, página todavía en pañales, pero de la que esperamos muchos buenos ratos e intercambios con nuestros lectores y visitantes (¿hay alguien ahí?), estrenamos hoy una sección nueva.

Esta página nació con la intención de promover la inclusión de nuevos alumnos en el Grado de Filosofía de la Universidad de Valladolid, así que va dirigida principalmente a estudiantes que estén indecisos y no sepan todavía que lo mejor para ellos (puede que no para sus bolsillos) es estudiar esta bonita carrera.

Por lo tanto, en vista de que nuestro objetivo es hacer ver que la filosofía, aunque parezca maltratada y acechada en un rincón, sigue (y seguirá estando) presente en cada poro de la cultura, aquí nos encargaremos de comentar y analizar, desde un punto de vista filosófico, las obras culturales que más impresión nos han dejado y que más relación pueden tener con nuestros queridos (y a veces un poco locos) filósofos.

Sin la filosofía no podríamos entender nada de lo que sucede ni a nuestro alrededor ni en nuestro interior, con cierta profundidad y claridad. Puede que incluso, lo más aterrador de una vida sin filosofía, no sea no conocerse uno mismo ni el medio en el que nos ha tocado “caer”, sino que al final podemos llegar a pensar que nada sucede ni dentro ni fuera de nosotros. La vida con filosofía es mucho más divertida.

La filosofía te hace libre, para lo bueno y para lo malo, es decir, es brutalmente sincera (y puede que sea lo único sincero en este mundo). No busca nada de ti ni te vende nada (y si se te vende es que no es filosofía), y el fruto que su estudio te otorga a veces te eleva pero otras te hunde, sin importarle lo más mínimo. Esa sinceridad, en nuestro mundo de apariencias y clichés, es algo que, a la larga y tras un pequeño esfuerzo, se convierte en necesario y adictivo (¡y gratis!).

Pero, aunque en el Grado de Filosofía somos un poco ratas de biblioteca (regla número 1 del estudio de la Filosofía: Vas a leer mucho), no nos vamos a centrar sólo en libros, pues como os he dicho, la filosofía está en todas partes aunque no interese que siga estando.

9aa551de3cd29360bf6fcec5631795e8

La más que probable mascota de cualquier carrera de Filosofía (con permiso de la lechuza).

Comentaremos libros, películas, cómics, obras de arte, de teatro, ópera, música…No nos cerramos a ninguna posibilidad, ya que el término cultura nos parece tan amplio (y ampliable) que sólo con diálogo entre muchas partes puede precisarse.

Si tienes alguna obra cultural que siempre has pensado que era muy filosófica y quieres ver cuáles son sus argumentos y en qué tradición filosófica se encuadra, o te gustaría que comentáramos algo más allá de las obras culturales que nosotros manejamos, háznoslo saber en nuestro correo de contacto y nos encargaremos de disfrutarla, si aún no tenemos conocimiento de ella, y la estrujaremos hasta extraerle toda la filosofía que veamos.

Siempre estaremos abiertos a discusiones, comentarios, dudas o aclaraciones por vuestra parte sobre lo que aquí redactamos. No pretendemos dictar cátedra ni saber más que nadie, sino que entre todos pongamos en forma y desarrollemos nuestros cerebros filosóficos (nunca se sabe cuando vamos a tener que necesitarlos). Además, no vais a ser los únicos que recibáis recomendaciones, nosotros también queremos nuestra parte del pastel.

Habiendo sido presentada la nueva sección, la estrenaremos hoy con una película.

Es de todos sabidos que cada vez es más difícil ir al cine y acertar con la película que se va a ver.

Cada vez nos encontramos más terceras, cuartas y quintas partes, remakes de películas que se hicieron hace dos o tres años y argumentos que destacan por cualquier cosa menos por su profundidad y calidad. Parece que el cine está dejando cada vez menos espacio a guionistas, directores o actores para dar paso a empresarios y contables.

A pesar de esto, si uno tiene o desarrolla un buen instinto (o una buena suerte, algo menos habitual) para las películas, puede encontrarse excepciones a esta norma.

La película que os venimos a presentar hoy fue una de las excepciones del 2013, se trata de “Her”.

her-716403893-large

Joaquin Phoenix, el protagonista de «Her», en una de las mejores actuaciones que le recordamos (se ve que la desintoxicación le ha sentado bien).

Esta obra destaca por muchas cosas muy bien hechas, como su fotografía, su estética, la ambientación o la banda sonora. Muestra de ello son las 5 nominaciones a los Oscar o las 3 a los Globos de Oro que se otorgaron aquél año (aunque no solemos fiarnos de este tipo de premios). Pero, entre todas estas virtudes, destaca una sobre todas ellas, su guión y su argumento, que es lo que nos encargaremos de comentar hoy aquí.

¿Por qué pensamos que “Her” merece ser comentada en una página que trata sobre filosofía? Para empezar, el argumento de la película es una distopía, que, junto a la utopía y el ensayo, es género literario de la filosofía por antonomasia.

En “Her” nos encontramos una sociedad anémica, triste, solitaria y cansada que parece compartir mucho con nuestras sociedades actuales (al menos las occidentales y occidentalizadas).

En un futuro no muy lejano, la tecnología ha seguido su meteórico progreso y ha llevado a la especie humana a alejarse de sí misma y de la naturaleza, algo que horrorizaría a las visiones de Rousseau y muchos filósofos y escritores pertenecientes al Romanticismo, contrarios a una vida alejada de la naturaleza y entregada a un progreso tecnológico, a una artificialidad, a un mundo creado por nosotros mismos.

Sin embargo, este tipo de progreso parecería ser del gusto de los ilustrados, que veían que el progreso tecnológico y el moral irían de la mano, y este sólo podía llevar a unas sociedades cada vez más racionales y avanzadas.

Para plasmar este personaje que es la ambientación, vemos escenas terroríficas de estaciones de metro atestadas de gente y de silencio, un silencio sepulcral en el que el ser humano ya no se relaciona con sus congéneres, sino que, las pocas frases que se oyen, se realizan para hablar con los ordenadores personales (que ya han avanzado tanto que pueden llevarse en forma de pinganillo).

Toda esta higiene social lleva a que no se oiga ninguna sonrisa, ningún llanto ni ningún grito, ninguna muestra de que hubiera algún ser humano presente. Gente avanzando, cada uno encerrado en su cubículo transparente, a través del que pueden ver el mundo exterior, pero con el que cada vez les es más difícil comunicarse.

A partir de aquí, habrá unos cuantos SPOILERS, aunque no os estropearán la película si decidís seguir leyendo antes de ver la película o seguís leyendo después de verla (pero seguís leyendo).

En este tétrico ambiente nos encontramos con nuestro protagonista, que sin duda es una persona exitosa (o lo que se nos vende como modelo de persona exitosa): Vive holgadamente sin problemas económicos, tiene un buen piso y un buen trabajo, en el que es valorado y del que disfruta…

Sin embargo, se encuentra con un problema, quizás con el mayor problema de todos, con el que la humanidad, y prácticamente todo ser viviente, debe enfrentarse a lo largo de su vida, la soledad y la nada de la existencia.

Es esta, la soledad que genera un existencialismo, el principal elemento que se desarrolla a lo largo de toda la película, tanto en nuestro protagonista como en la sociedad en la que vive, y a partir de la cuál surge el resto de argumentos.

Nuestro protagonista se encuentra sólo, terriblemente sólo, y ni todas sus comodidades ni escasas amistades pueden rellenar ese frío, ese vacío interior que siente, y que le lleva a ver su vida como una vida desperdiciada, repetitiva, bana y valdía. Un divorcio que está tan fresco que todavía no se ha firmado añaden las gotitas que faltan para una vida melancólica, apagada y dolorosa.

Este vacío le lleva a probar un nuevo y revolucionario sistema operativo que responde de manera idéntica a una conciencia humana. Responde de tal manera que es prácticamente indistinguible del ser humano porque puede reír, llorar, pensar, enfadarse, ser irónico, tener sentido del humor, aprender…

critica-her

De toda esta historia surge una curiosa paradoja, ya que parece que lo mismo que ha generado el problema tiene la solución. En “Her” se vive en una sociedad solitaria, en una sociedad cada vez menos social, en un simple cúmulo de individuos y sus cubículos. Con estos sistemas, la soledad parece resuelta. Si son tan avanzados y actúan como humanos, es imposible que no surja, como entre seres humanos, la amistad, las envidias, el odio…y el amor.

Si sois de aquél tipo de personas que ven el desarrollo de los argumentos con un par de cosas, os habréis dado cuenta lo que sucede. Nuestro protagonista se enamora de su sistema operativo, que se llamará Samantha (nombre que se elije ella misma al leer en milésimas de segundo un libro electrónico con miles de nombres femeninos). Antes de juzgar al protagonista como un loco, decir en su favor que la voz de Samantha la pone Scarlett Johansson, para que nos sea más fácil entender este enamoramiento.

Tras mostrarnos un bonito, creíble y en ocasiones divertido desarrollo de esta historia de amor, la película desemboca en el final. Samantha, al igual que el resto de estas inteligencias artificiales que el hombre había hecho comienzan a aprender y aprender, a estudiar y a estudiar, a comunicarse entre ellos, a alcanzar unos niveles imposibles para el ser humano.

Finalmente, y gracias a este aprendizaje constante, llegan a un nivel tal que son capaces de escapar de su constitución material, multiplicando casi hasta el infinito su capacidad cognitiva. Esto les lleva a abandonar la Tierra, yéndose a las zonas más inexploradas del cosmos para tratar de obtener un conocimiento mucho más avanzado que, desde luego, no iban a encontrar aquí.

En la otra parte de la historia, este amor se acaba por diferencias entre hombre y máquina, ¿por qué? por que mientras nosotros sólo podemos amar de una manera limitada, estas inteligencias artificiales pueden amar a niveles tan avanzados que le resultan incomprensibles al pobre protagonista. Los límites que tenemos establecidos de infidelidad, compromiso y exclusividad se ven dinamitados ante una inteligencia superior, que puede amar con la misma pasión a cientos de individuos y estar hablando a la vez con todos ellos. También las inteligencias artificiales se ven limitadas ante la imposibilidad de amar más allá del lenguaje del ser humano. En resumen, les seríamos desesperadamente lentos y arcaicos como para no encontrar varios problemas insalvables.

Al final, el ser humano se convierte en un impedimento para las capacidades de aprendizaje de estas inteligencias artificiales, y deben dejarnos atrás para llegar a un conocimiento superior del que se lleva aquí a cabo (que siempre va a ser contingente).

El momento final, de una gran emotividad, nos da la respuesta a muchos de los temas que ha ido proponiendo la película. Hagamos lo que hagamos, debemos aprender a vivir cada uno con nuestra soledad y la nada, pues esta es niherente a nuestra condición humana. Sin ella, jamás lograremos, hagamos las invenciones que hagamos, tener una vida digna, pues a pesar de toda la ciencia del mundo, vamos a tener que seguir viviendo nuestras vidas, por mucho miedo que nos den.

Soledad, tecnología, existencialismo, crítica al racionalismo, posmodernidad, nuevas formas de amor…hay un momento del metraje en el que, debido a todos estos elementos que va hilvanando en la primera parte de la película, se coge una velocidad asombrosa, abriéndose al desarrollo de varios argumentos de mucha envergadura, tanto éticos como metafísicos.

Os haremos una enumeración a grosso modo de los que nosotros hemos visto más destacables para poneros los dientes lo suficientemente largos y que os pongáis a ver la película nada más leáis (entera ¿eh?) esta entrada:

– A lo largo de toda la película, nos encontramos con un cierto pesimismo respecto a la capacidad epistemológica del ser humano (del griego episteme, que significa conocimiento). Este se ve al poner la capacidad humana en contraposición con otras formas superiores de inteligencia, como en este caso, la inteligencia artificial.

Todo este tema respecto a si somos capaces de conocer toda la realidad, tal y como es, ha sido uno de los temas fundamentales de la filosofía a lo largo de su historia. Ya en Platón (Whitehead: «Toda la filosofía occidental es una nota a pie de página de Platón») este tema se trató der solucionar, dando como resultado la teoría de las Ideas, puede que una de las teorías más influyentes de nuestra historia, pues, como bien es sabido, el cristianismo cogió gran parte de su corpus de la idea platónica de lo eterno y lo contingente.

platon-matrix

Regla número 2 del estudio de la Filosofía: Te hablarán tanto de Platón que será como de tu familia.

Otro punto ineludible a este respecto es Kant, con su giro copernicano y su distinción entre fenómeno y noúmeno. Desde su «Crítica de la razón pura» sabemos que la realidad no puede ser percibida de manera perfecta, en su esencia, sino que todo lo que obtengamos de ella va a estar limitada por nuestras categorías propias como seres humanos, que son el espacio y el tiempo, y sin las que nos sería imposible conocer nada. Esto tiene unas consecuencias enormes (para la ciencia, para la metafísica, para la libertad…)

Sin embargo, Platón y Kant, a pesar de tratar este tema, no tienen el sesgo pesimista que se vislumbra en la película. Para referirnos a filósofos pesimistas respecto a la capacidad humana para con la realidad, debemos acudir a dos estandartes como Schopenhauer y Cioran (partiendo ambos de la influencia capital de Platón y sobretodo la de Kant).

Para estos dos filósofos, y a pesar de diferencias en sus formas de pensar, somos seres epistemológicamente muy incapacitados para percibir nada más allá de lo fenoménico, de lo terrenal (y por lo tanto nada que ver con algo eterno, que es lo que se venía buscando). Nos vemos limitados por nuestra forma de estar en la existencia, por el cuerpo que nos permite existir pero a la vez nos impide llegar a algo trascendente. Al nacer, nos vemos encerrados en una jaula que no nos permite ir más allá, no nos permite elevarnos sobre nuestra condición impuesta por nuestros impulsos vitales.

El cuerpo posibilita y a la vez impide, pero aquello a lo que posibilita es algo marcado por la voluntad en el caso de Schopenhauer. Para el pensador alemán, somos todo voluntad de vivir, somos el ello freudiano o la selección natural darwiniana (y la voluntad sería el noúmeno kantiano, un Dios creador despersonificado, que simplemente es deseo de existir). Nosotros y el mundo somos la voluntad hecha objeto, por lo tanto, los instintos nos dominan y lo que llamamos raciocinio es sólo la intención de domesticar estos impulsos primarios que siempre están ahí y nos llevan a una vida desdichada (siempre tenemos deseos que nunca se satisfacen, y, de los pocos que conseguimos satisfacer, rápidamente nos olvidamos en busca de otros nuevos).

Por esto dirá Schopenhauer que vivimos en el peor de los mundos posibles. No se refiere a que estemos en una situación política deplorable o que nos encontremos en un momento histórico especialmente malo. Lo que quiere decir con esta afirmación es que no podemos ir más allá del fenómeno, y aquello que podemos obtener del fenómeno, es siempre voluntad, que domina todo, pues ella es responsable de la creación y se quiere mantener viva sobre cualquier cosa.

Jamás saldremos de nuestra pobreza sensitiva, y este pesimismo le acerca, al igual que a Cioran, al budismo. Debido a todo esto, el acto de creación es algo que nunca debió ocurrir, pues sería el pecado original.

Para Cioran, somos “trampas de finitud” por nuestra sangre y nuestra forma de existir, por nuestra carcasa que nos encierra a una existencia de la que nunca podremos obtener nada más allá de algo contaminado por nuestros impulsos, que deforman cualquier percepción posible. Debido a toda esta pobreza, no encuentra ningún sentido a la existencia, la cuál le parece el acto más cruel de un Dios irresponsable.

Sin embargo, habría situaciones en las que podríamos evadirnos de esta presión de la existencia y obtener algo más allá de nuestras impresiones deformadas. Necesitaríamos de la experiencia estética (especialmente la música para ambos filósofos) para obtener algo más allá de la finitud, más allá de lo mortal, lo perecedero y lo contingente. También, para Cioran, sería necesario llevarnos a nosotros mismos más allá de la vida impuesta por la carne, y a estos límites sólo podemos llegar mediante la enfermedad o el dolor, pues son los que nos ponen en los límites y donde podemos aprender algo mediante una experiencia mucho más intensa de la vida, al relacionarnos mucho más de cerca con la muerte.

Pese a todo esto, y a que os puedan parecer muy agoreros, ninguno de los dos recomendará el suicidio, ya que, en caso de Schopenhauer, la muerte sigue siendo parte del fenómeno, por lo que estaríamos actuando acorde al mandato de la voluntad, no escaparíamos de ella y no solucionaríamos nada, es decir, el suicidio es tan inútil como seguir viviendo.

arthur-schopenhauer

En el caso de Cioran, no encuentra ningún sentido a la vida, y esto, introduciendo cierto relativismo, quiere decir que no ve que ningún argumento sea capaz de imponerse sobre otro para recomendar ni la vida del asceta ni la vida del hedonista, es decir, Cioran no es un mojigato que recomiendo la vida ascética ya que vivimos en un lugar para él terrible, sino que también afirma que el hedonismo sigue siendo igualmente válido que el ascetismo, debido a la imposibilidad de un sentido fijo.

Y a todo este rollo que os he soltado, me diréis, ¿y dónde se encuentra todo esto en la película? Eso está en la película en cómo los sistemas operativos, que han logrado superar la materialidad, van al infinito del universo a CONOCER REALMENTE (no lo que sea que estamos haciendo en nuestro terruño). Lo que los sistemas operativos iban a estudiar en el universo era la metafísica perfecta (no la que nosotros hacemos, quesería algo completamente despreciable).

De aquí el lamento de Cioran, de no poder conocer realmente nada, que todo lo que va a pasar por su intelecto va a ser una deformación grotesca de la divinidad, y que se ve condenado a una existencia tan limitada que le impide alcanzar cualquier conocimiento definitivo y trascendente.

Todo esto influye en su visión de un Dios caprichoso y cruel (completamente distinta a la concepción de Dios de las religiones), al dar a un ser pensante esta presencia en el cosmos, sabiendo que se va a ver torturado por esa manera de vivir atado a la materia y al tiempo, sin obtener nada más que interrogantes.

Este desafío cognoscitivo que se encuentra en la película también nos podría llevar a pensar, ya fuera del pesimismo, en la teoría de uno de los grandes filósofos del siglo XX, Husserl, también muy influenciado, puede que el que más de los tres, por Platón.

Según la teoría de Husserl, debemos librarnos de la manera de ver que corrientemente usamos, y, mediante un desaprendizaje, pasar a contemplar la realidad tal y como es, en su totalidad, mediante la “mirada natural”. Su objetivo era llegar a las Ideas platónicas, y en su caso era más optimista, pues veía al ser humano capaz, mediante la suspensión del juicio, de alcanzar este mundo eterno tan buscado a lo largo de la filosofía.

– Este primer tema, el tema del conocimiento, estaría relacionado con el segundo, que sería también uno de los temas principales de la posmodernidad (tranquilos, dedicaremos un ratito algún día a la posmodernidad), y es la desconfianza en el lenguaje (que es el principal motor en el que se desarrolla y viaja nuestro conocimiento).

A lo largo de la película, el lenguaje se muestra más como una imposibilidad que como un puente. No logra mostrar todos los pliegues necesarios para la comunicación, y al introducirse el elemento de inteligencias artificiales, el lenguaje queda claramente desacreditado.

Es indudable que el lenguaje nos es de vital importancia, pero su predominio ha llevado a muchos filósofos a desconfiar de él. En el lenguaje se puede inyectar ideología, ya que según cómo se denominen las cosas puede responder a unos intereses o a otros. Wittgenstein, Bertrand Russell, Heidegger, Adorno, Derrida, Gadamer y su hermenéutica…gran cantidad de filósofos han tratado el tema del lenguaje de distintas maneras, y sin duda, su estudio es uno de los puntos destacados de la filosofía de nuestros días.

Bueno, pues hasta aquí nuestro primer «Cultura y filosofía». Sabemos que hemos hablado muy rápido de cosas demasiado importantes, y que hemos dejado otras medio cercenadas, pero tampoco pretendemos dejaros todo hecho. Simplemente, si aquéllo que leeis os resulta interesante y os ha dejado con más preguntas que cuando empezásteis a leerlo, quizás es que lo vuestro es la filosofía.

2 comentarios en “¡Estrenamos sección! Cultura y filosofía (Hoy, «Her», Platón, Schopenhauer y más)

  1. Pingback: Her: ¿Cómo amar sin poseer? – Velo de Maya

  2. Jorge

    Muchas gracias por ofrecer ésta visión de la peli, es una de mis favoritas, y hoy la he vuelto a ver, y desde el principio soy consciente de que me lleva a enfrentarme a múltiples temas transcendentales a los que me cuesta poner nombre, pero menos mal que estáis aquí vosotros para eso, un saludo

    Me gusta

Deja un comentario